Polideportivo del Pisuerga. Partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones. El cronometro está a cero, pero el partido no ha concluido. Los colegiados han señalado siete metros. El encargado de ejecutar el lanzamiento es Roberto García Parrondo. Es un todo o nada. Si atina, los pucelanos disputarán la final de la máxima competición continental. Si marra, quedarán eliminados. El gol convierte a los españoles en finalistas. El fallo en frustrado aspirante.
¿Qué sucedió? Pues que a Roberto García Parrondo le pudo la presión. Beutler, meta sueco del Flensburg, le adivinó las intenciones y atajó el lanzamiento. El madrileño, que había anotado todos los penaltis intentados en el encuentro, se vino abajo. Nunca un sueño había estado tan cerca de hacerse realidad.
Los penaltis son un mal endémico para nuestros deportistas. Cómo olvidar el error de Eloy Olalla en el Mundial de México'86 ante Bélgica, el de Joaquín Sánchez ante los anfitriones en Corea del Sur'02 o el de los jugadores del FC Barcelona ante el Steaua de Bucarest en la final de Sevilla. En balonmano, el precedente más cercano lo encontramos en los Juegos Olímpicos de Atenas, cuando en cuartos de final, los jugadores de la selección eran incapaces de perforar la portería alemana en la tanda de penaltis.
Es cierto que, por ejemplo, en waterpolo se obtuvo el pasado fin de semana la medalla de bronce en los Mundiales merced a la tanda de penaltis o que España eliminó a Irlanda en el Mundial de fútbol de Corea desde los once metros. Pero, ¿quién no recuerda el penalti de Raúl a las nubes ante Francia en la Eurocopa del 2000?
A los deportistas españoles les suele temblar el pulso en los momentos decisivos. Sea en la modalidad deportiva que sea. Tienen miedo a fallar. No piensan en vencer, sino en qué sucederá si no aciertan. Aunque, lógicamente, existen excepciones.
¿Por qué el Ademar de León se clasificó para la final de la Recopa? Porque, en idéntica situación a la de García Parrondo, el que lanzó fue el eslovaco Martin Stranovsky. Es decir, el que ejecutó fue un jugador de Europa del Este y no un deportista español.
El carácter de los españoles, latino y permeable a las emociones, suele perjudicarnos en los instantes álgidos de las competiciones. Todo ello parece un tanto exagerado. Pero la historia no miente. Para muestra, un botón.
3 comentarios:
Jajajaja. Que bueno. Es verdad. Los españoles siempre fallan en los penaltis. No se porque, pero es asi.
Vaya xorrada. k tiene k ver l nacionalidad cn fayar un penal? eso va x persons o x carakters, no x nacionalidads.
Toy cn betico22. Cad person s diferent. No tods ls persons d un mismo pais soms =s. Lo q hay q hacer s apoyar a Roberto Garcia.
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