viernes, 14 de septiembre de 2007

El verano baloncestístico

Entre el 3 y el 16 de septiembre se está disputando en España el Eurobasket'07. Varias son las escuadras candidatas al oro, como la Lituania de Jasikevicius, la Rusia de Kirilenko o la Grecia de Papaloukas, pero si alguna es la verdadera favorita es la España de los Chicos de Oro.
Los vigentes campeones del mundo han arrasado a sus oponentes en los encuentros preparatorios y en la competición oficial han hecho lo propio con todas las selecciones, a excepción de frente a Croacia. El conjunto dálmata superó a los de 'Pepu' Hernández (85-84) y supuso un serio aviso para la 'roja'.
El combinado español es el que más talento ofensivo atesora y el que mayor número de variantes defensivas emplea. Mas, si no se toma en serio la competición, no saldrá victorioso de los envites que le restan. En el deporte profesional, lo primero es respetar al contrario, no confiarse y aprender de los propios errores. Por fortuna, los integrantes de nuestra selección son conscientes de ello y después de la derrota frente a Croacia han vuelto a ser los de siempre. Con humildad y sacrificio las opciones de triunfar en Madrid serán considerables.
En cuanto a las competiciones de clubes se refiere, la final de la Liga ACB la protagonizaron los dos 'grandes' de nuestro baloncesto. Real Madrid y Winterthur FC Barcelona sufrieron para sortear al DKV Joventut y al Tau Cerámica, respectivamente, en semifinales, pero la finalísima estuvo plagada de baloncesto de altos vuelos. Los catalanes se encomendaron a Juan Carlos Navarro, si bien, el talento del escolta de Sant Feliu de Llobregat no fue suficiente para detener a la máquina engrasada con gran acierto por Joan Plaza. Finalmente, el cuadro 'merengue' levantó el trofeo que le acredita como el campeón de la ACB. Y, si algún jugador destacó en los momentos decisivos de la eliminatoria, ése fue sin duda Felipe Reyes, MVP de las finales. El internacional español, todo pundonor y garra bajo los tableros, exhibió una sorprendente mejoría en su lanzamiento desde cuatro y cinco metros, así como un notable progreso en los movimientos en el poste bajo. La labor en ese aspecto de Zan Tabak es digna de elogio. Real Madrid, Axa FC Barcelona, Tau Cerámica y Unicaja de Málaga serán los representantes españoles en la próxima edición de la Euroliga. Descendieron a la LEB Oro el Bruesa GBC y el Etosa Alicante. Sus plazas en la máxima categoría las ocuparán dos históricos, como el Ricoh Manresa y el Baloncesto León.
Unos meses antes, en febrero, concretamente, recordemos que el Winterthur Barcelona se hizo con la Copa del Rey, después de sorprender con enorme solvencia al Real Madrid (69-53). Jordi Trías fue el jugador más destacado del torneo.
En Estados Unidos, el baloncesto rancio y defensivo se impuso. Conjuntos como los Phoenix Suns o los Dallas Mavericks, que apuestan por el espectáculo, siempre decepcionan. Los de Avery Johnson cayeron en primera ronda frente a unos sorprendentes Golden State Warriors, por lo que Dirk Nowitzki, MVP de la fase regular, se quedó fuera de la pelea a las primeras de cambio. Los de Arizona, por su parte, sucumbieron en las semifinales de la Conferencia Oeste, ante los San Antonio Spurs, que fueron favorecidos por una sanción a Amare Stoudemire y a Boris Diaw. Los Spurs se metieron en la final y no perdonaron a los inexpertos Cavaliers de Lebron James. El francoamericano Tony Parker fue elegido MVP de las finales.
Por último, el Draft de la NBA fue testigo de la elección de dos jugadores españoles. Rudy Fernández, en el puesto 24 de la primera ronda, fue escogido por los Phoenix Suns, que vendieron sus derechos a los Blazers. Si todo sigue su cauce, el mallorquín permanecerá una temporada más en el DKV Joventut y a la siguiente dará el salto a la NBA. En Portland coincidirá con su buen amigo Sergio Rodríguez. Marc Gasol, por su parte, fue seleccionado por Los Angeles Lakers en la segunda ronda del sorteo universitario (puesto 48). El pívot de Sant Boi también aguardará un tiempo antes de aterrizar en la mejor liga del planeta. El que sí cruzará el charco será Juan Carlos Navarro, que acompañará a Pau Gasol en los Grizzlies, con la intención de hacerse un hueco en la rotación exterior de la franquicia de Memphis. Desde aquí, le deseamos la mejor de las fortunas al genial escolta catalán.

El verano tenístico

Rafael Nadal volvió a demostrar su supremacía en la temporada europea de tierra batida. Alcanzó la final por segunda vez consecutiva en Wimbledon pero, de nuevo, se le atragantó la gira norteamericana. Mientras tanto, Roger Federer agrandó aún más su leyenda, gracias a sus exhibiciones en Londres y Nueva York. Pero la pugna por el número uno tiene a un nuevo invitado: Novak Djokovic. El serbio crece a pasos agigantados y se aproxima con peligro al segundo puesto del escalafón mundial.
Los tenistas arribaron a la arcilla europea sabiendo que derrocar a Rafael Nadal sería una quimera. En su primer contacto con el polvo de ladrillo, el joven zurdo se hizo con el Masters Series de Montecarlo, tras noquear con inusitada facilidad a Roger Federer (6-4 y 6-4). En Barcelona y Roma, el manacorí prolongó su racha victoriosa. En el Foro Itálico vimos como un apático Roger Federer caía en octavos de final frente al italiano Filippo Volandri.
Ambos tenistas pusieron rumbo a Hamburgo y en el Masters Series germano parecieron encenderse las alarmas. Rafael Nadal, muy desgastado por la longeva temporada sobre polvo de ladrillo, por la dureza de su choque de semifinales frente a Lleyton Hewitt y por sus molestias en una rodilla, acabó sucumbiendo ante el astro suizo en la gran final del torneo alemán (6-2, 2-6 y 0-6). El clima gélido y las condiciones de la pista, húmeda, lenta y con poco bote, también tuvieron su parte de culpa.
El zurdo español llegó a París un tanto dubitativo. Pero partido a partido fue reencontrando sensaciones y vapuleando a cuantos rivales le retaban al otro lado de la red. La esperada final de Roland Garros entre los dos mejores tenistas del momento estaba servida. El reinado de Nadal en tierra batida estaba en entredicho. Mas a la hora de la verdad, el manacorí superó al helvético con suficiencia (6-3, 4-6, 6-3 y 6-4). Le machacó como sólo él sabe hacerlo, una y otra vez, su único punto débil, el revés alto, gracias a su drive liftado con topspin. Su tercera Copa de los Mosqueteros mereció los elogios del suizo y de Gustavo Kuerten, que reconocieron que el mallorquín va camino de ser el mejor jugador de la historia sobre arcilla.
El primer asalto había sido para Nadal, pero Federer acudió a Londres con la intención de agrandar su figura. El 'spanish bull' fue dejando en la cuneta a varios jugadores incómodos, como el sueco Robin Soderling o el serbio Novak Djokovic, y a alguna de sus bestias negras, como el ruso Mikhail Youzhny o el checo Tomas Berdych. Federer, mientras tanto, fue paseándose en la hierba británica y únicamente fue mínimamente inquietado por Juan Carlos Ferrero. El segundo asalto entre el español y el helvético era una realidad. El número uno mundial se puso un set arriba en dos ocasiones, pero el número dos le igualó. Precisamente en las postrimerías del cuarto parcial, el balear recibió tratamiento por una molestia en la rodilla derecha. A pesar de ello no bajó el pistón, mas es imposible derrotar a un genio como Federer sin estar al cien por cien. La suerte estaba echada. El discípulo de Toni Nadal 'hizo de tripas corazón' y tuvo su oportunidad en el tercer juego de la quinta manga de quebrar el servicio del de Basilea. Dispuso de un 15-40, que desperdició con escasa fortuna. A partir de ese instante, Nadal se hundió y su oponente comenzó a sumar puntos y juegos a placer. Al final, Federer conquistó de nuevo Wimbledon (7-6(7), 4-6, 7-6(3), 2-6 y 6-2) por quinta vez consecutiva.
En esos instantes, Nadal, con el número uno de la Carrera de Campeones y cada vez más cerca en la Lista de Entradas, decidió ir a Stuttgart para acercarse aún más a Federer. En Alemania, el joven español triunfó, pero quizás se desgastó en demasía. Y con un calendario tan cargado, los excesos se terminan pagando.
El suizo se tomó unas vacaciones y regresó en Montreal, donde cayó en la final del Masters Series de Canadá frente a Novak Djokovic (7-6(2), 26, 7-6(2)). La semana siguiente el rey del tenis actual se desquitó y alzó el Masters Series de Cincinnati, después de liquidar al estadounidense James Blake (6-1 y 6-4). En ese intervalo, Nadal dilapidó su ventaja en la Carrera de Campeones y vio como se esfumaban sus opciones de encabezar la Lista de Entradas a corto plazo. En Canadá, le derrotó Djokovic en semifinales con una cierta comodidad y, en Ohio, tuvo que retirarse en segunda ronda cuando ya tenía el partido cuesta arriba frente al argentino Juan Mónaco, debido a unos mareos.
Nadal veía como la gira norteamericana era otra vez un muro inderrocable. El Abierto de los Estados Unidos era su oportunidad de 'quitarse la espina', si bien, no pudo ser. Una tendinitis en la rodilla izquierda mermó las posibilidades de su juego, basado, entre otros aspectos, en un derroche físico inhumano. En octavos de final, un sensacional David Ferrer le apeó del cuarto Grand Slam de la temporada en la cuarta ronda. El de Jávea fue el español que cuajó una mejor actuación, al llegar a semifinales. En la penúltima ronda, se encontró con un Novak Djokovic desatado, que le superó en tres parciales. El rival del serbio en la final sería, como no, Roger Federer. En lo que fue una reedición de la final del Masters Series de Montreal, el suizo tiró de experiencia para imponerse (7-6(4), 7-6(2) y 6-4). No obstante, el prodigio balcánico dio muestras de su infinito potencial. Soberbio en el servicio, sólido desde el fondo de la pista y con un revés paralelo a dos manos fabuloso, 'Nole' jugó de tú a tú ante el número uno. Pero el miedo a la victoria en los instantes finales de cada set le costaron el encuentro.
Roger Federer y Rafael Nadal ya están avisados. Ya no sólo son dos gladiadores los que pugnan por el cetro del tenis universal. A la batalla se les ha unido un aguerrido y talentoso serbio. Djokovic, cada vez más cerca del bravo tenista español en la Lista de Entradas, amenaza con derribar la dicotomía del suizo y del balear. Y talento tiene para hacer tambalear a cualquiera. 'Nole' es el presente y el futuro del tenis mundial.

El verano balonmanístico

El BM Ciudad Real, el favorito número uno en todas las apuestas, finalmente se 'llevó el gato al agua' y se proclamó campeón de la Liga Asobal 2006/07, pese a la notable oposición del Portland San Antonio.
El cuadro manchego, con una plantilla plagada de ases del balonmano, dio buena cuenta de sus contrincantes y campeonó en la penúltima jornada de Liga, tras su triunfo a domicilio en Antequera y la derrota de los navarros en León.
Pero si por algo será recordada la pasada temporada será por el retorno a las canchas del mago Talant Dujshebaev. El número 10, debido a las bajas en el puesto de central, volvió a vestirse de corto y a dirigir con maestría el juego de su equipo. Fue un placer volver a presenciar el virtuosismo de uno de los mejores balonmanistas de las últimas décadas.
Al segundo título de Liga de su historia, consiguió agregar el de la Copa Asobal. El BM Ciudad Real superó en la finalísima al Portland San Antonio (29-27) y sumó su cuarto título en la competición.
El FC Barcelona, en el final de ciclo de Xesco Espar, se hizo con la Copa del Rey, merced a su victoria en la final frente al Ademar de León (33-27).
Precisamente, catalanes y manchegos se enfrentaron escasas fechas atrás en la Supercopa Asobal, que se decantó del lado de los pupilos de Talant Dujshebaev (32-30).
Estos dos conjuntos son los dos más firmes candidatos a la Liga Asobal, que mañana da su pistoletazo de salida. Los de La Mancha han perdido al croata Mirza Dzomba, mejor extremo zurdo del planeta, pero se han reforzado con tino, con internacionales de la talla de Roberto García Parrondo o de Chema Rodríguez. Los azulgranas, por su parte, han dejado marchar a veteranos como Fernando Hernández o Nenad Perunicic, mas han contratado a jugadores de campanillas. Al Portland le han arrebatado a Demetrio Lozano, a Albert Rocas y a Kasper Hvidt, mientras que al BM Valladolid le han birlado a Rubén Garabaya y a Eric Gull.
El Portland San Antonio, debilitado por las bajas aunque con Ivano Balic en sus filas, el Ademar de León, que se ha quedado sin Raúl Entrerríos, y el BM Valladolid, que ha modificado su columna vertebral, son los otros aspirantes al título liguero.
A los nostálgicos del balonmano nos escocerá no ver al Bidasoa Irún en la máxima competición estatal. El campeón de Europa en la temporada 1994/95 tratará de regresar en el menor tiempo posible allí donde siempre tuvo que estar, es decir, entre los primeros puestos de la División de Honor. Otro histórico como el Teka Cantabria, vencedor de la Copa de Europa en 1993/94, descendió en la pista, pero recuperó la categoría en los despachos, después de la crisis económica que asoló al BM Altea.
De cualquier modo, la Liga Asobal arranca este fin de semana con más fuerza que nunca. Aunque eso sí, echaremos de menos la narración de Luis Miguel López, ahora enrolado en el BM Ciudad Real como Director Deportivo. ¡Adentro!

jueves, 13 de septiembre de 2007

El verano atlético

Tras unos meses en los que nos ha resultado imposible narrar los vaivenes del universo deportivo, regresamos con más empuje que nunca. Dicho esto y cuanto a lo que nos ocupa, el verano atlético ha sido trepidante.
Antes de acudir a los Campeonatos del Mundo al aire libre de Osaka, cuatro atletas españoles batieron la plusmarca nacional en sus respectivas disciplinas. El canario Mario Pestano en lanzamiento de disco (68,26), la catalana Rosa Morató en los 3.000 obstáculos (9:26.23), la cántabra Ruth Beitia en salto de altura (2,02) y la tarraconense Irache Quintanal en lanzamiento de peso (18,20) exhibieron su poderío con sus sensacionales registros.
En el continente asiático, únicamente el español de origen ecuatoriano Jackson Quiñónez fue capaz de mejorar un récord estatal. Lo hizo en los 110 metros vallas (13.33), en una prueba en la que se coló en la gran final.
La delegación española aterrizó en Japón con la intención de obtener entre tres y cinco metales. El objetivo se cumplió, pero a duras penas. Paquillo Fernández consiguió la medalla de plata en los 20 kilómetros marcha arrebatándole la segunda posición en un dudoso sprint al mexicano Eder Sánchez, al que sobrepasó en la misma línea de meta. El granadino fue desposeído de su medalla, pero una reclamación de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) le devolvió lo que le pertenecía; su segundo puesto en el escalafón mundial. Los otros dos metales los arañaron María Vasco en los 20 kilómetros marcha y Mayte Martínez en los 800 metros, con sendos bronces. La marchadora barcelonesa recuperó el espíritu de Sidney y fue la única mujer capaz de plantar batalla al huracán ruso. La mediofondista vallisoletana, por su parte, con unos últimos metros repletos de garra y de talento, fue tercera en una prueba tan exigente como los 800. Asimismo, mejoró su plusmarca personal, pero no pulverizó el récord de Mayte Zúñiga, que data de 1988, por apenas 17 centésimas. Si los tres medallistas fueron los grandes triunfadores, otros atletas no corrieron la misma fortuna y sucumbieron ante la presión que supone disputar un Campeonato del Mundo. Mario Pestano, Juan Carlos Higuero, Mercedes Chilla y Concha Montaner, que partían con opciones de subir al cajón, decepcionaron, como reconoció José María Odriozola, presidente de la RFEA.
Pero si alguien triunfo en Osaka fue el estadounidense Bernard Lagat. El corredor de sangre keniata dio muestras de su talento y se erigió en el primer atleta en la historia de los Mundiales en imponerse en los 1.500 y en los 5.000 metros. Si memorable fue su doblete, no lo fue menos el triplete de su compatriota Tyson Gay. El velocista se proclamó vencedor en los 100 metros, en los 200 metros y en el relevo 4x100 metros, igualando así la gesta de Carl Lewis en sus primeros Mundiales (Helsinki'83) y de su ídolo Maurice Greene en Sevilla'99. Otro norteamericano, el texano Jeremy Wariner, evidenció que está llamado a escribir con letras doradas su futuro más cercano. Su prodigiosa victoria en los 400 metros, con un tiempo próximo a la estratosférica marca de Michael Johnson, y su triunfo en el 4x400 metros le ubican en la cúspide del atletismo universal. Tampoco defraudó el etíope Kenenisa Bekele. El genio de Bekoji refrendó su incontestable dominio del fondo planetario con su tercera corona consecutiva en los 10.000 metros, en una carrera espectacular. Las rusa Yelena Isinbayeva (salto con pértiga), la etíope Tirunesh Dibaba (10.000 metros), la sueca Carolina Klüft (heptatlón) y la croata Blanka Vlasic (salto de altura), fueron las féminas más destacadas. La rusa Tatyana Lebedeva no consiguió su esperado doblete, puesto que ganó el oro en salto de longitud pero, en cambio, no pudo en el triple salto con la cubana Yargelis Savigne y sumó una nada despreciable medalla de plata.
El gran derrotado en Osaka fue Asafa Powell. El jamaicano, el hombre más veloz del planeta, sólo pudo ser tercero en los 100 metros lisos, al verse superado por el estadonidense Tyson Gay y por el bahameño Derrick Atkins. Sin embargo, la tristeza no le duró demasiado. En la reunión de Rieti (Italia) paró el crono en el hectómetro en un escalofriante 9'74'', marcando la mejor marca de los tiempos y resarciéndose de la humillación sufrida en los Mundiales de Japón. El límite del ser humano parece no tener fin.
Osaka puso en evidencia a las potencias europeas. Solamente la omnipresente Rusia y la poderosa Alemania mantuvieron el tipo frente a Estados Unidos, Jamaica y las huestes africanas. España finalizó 26ª en el medallero y simplemente cumplió. Ni desentonó, ni brilló. Si bien, las sensaciones son amargas. Ningún joven amenaza con hacerse un hueco entre los grandes del atletismo. No es para ser demasiado optimistas.