Félix Mantilla volvió a pisar la pista central del RCT Barcelona. El catalán, uno de los 'viejos rockeros', ha regresado al circuito de la ATP después de ganarle una batalla a un cáncer de piel.
El 'gladiador', con una gorra similar a las que portaba Ivan Lendl en el Abierto de Australia, puede disfrutar de nuevo de su gran pasión. El tenis ha sido, es y será su vida.
En agosto de 2005, los aficionados al tenis perdimos la pista al bueno de Félix Mantilla. Un sinfín de interrogantes nos asolaban. Al fin, en enero del presente año tuvimos una respuesta. Al jugador barcelonés le habían detectado un melanoma. El mundo se le cayó encima.
El bravo deportista, aunque le costó, terminó por superar su enfermedad y su baja autoestima con la misma fortaleza que exhibía en una pista de tenis. Pero 'Manti', que llegó a ser el décimo jugador mundial, tuvo que hacer frente a un severo contratiempo. Pasó de ocupar posiciones de privilegio en la ATP a no gozar de ranking.
Sin embargo, Mantilla lo tuvo claro. "No quería que, después de estar jugando al tenis desde los diez años, de haber llegado al Top Ten, una enfermedad me retirara. Quería ser yo el que hiciera uso del derecho de decidir cuándo debía parar", reconocía el jugador español. Un duro y largo camino le aguardaba.
A principios de abril, el 'gladiador' regresó a las pistas. Lo hizo en un torneo pequeño, en el challenger de Monza. No obstante, tuvo que retirarse en segunda ronda por problemas en un hombro. Su siguiente cita sería el Conde de Godó, torneo del que se proclamó campeón en 1999.
Mantilla pudo tomar parte en el ATP barcelonés merced a una invitación concedida por la organización. En primera ronda, en su reencuentro con la afición española, despachó en un emotivo duelo al uzbeko Farrukh Dustov (6-4, 1-6 y 6-0). Su segundo envite era frente a un viejo conocido. El mallorquín Carlos Moyá, su verdugo en 1998 en las semifinales de Roland Garros, se disponía a barrarle el paso. Y lo consiguió. Su mayor rodaje y su letal derecha fueron demasiado para un acalambrado Mantilla, que dio la cara en todo momento. El ex número 1 mundial venció por 3-6, 6-3 y 6-4.
A Mantilla, con 10 títulos en su haber entre ellos el Masters Series de Roma en 2003 derrotando a Roger Federer en la final, le espera un arduo recorrido para volver a ser el que fue. Pero alguien que es capaz de dejar atrás un cáncer, de fulminar a un tenista como el suizo o de poner contra las cuerdas a un titán como Thomas Muster, merece todo nuestro crédito y admiración. Félix, bienvenido de nuevo al mundo del tenis.
2 comentarios:
Mantilla es un guerrero del tenis. Un jugador de esos que nadie quiere tener al otro lado de la red. En tierra batida era temible. Un placer, que se haya recuperado y haya vuelto a las pistas.
Lo más importante es que Mantilla haya superado un cáncer. Lo de menos es que haya vuelto a jugar, aunque me alegro de que lo haya hecho.
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