Los aficionados al balompié estamos de enhorabuena. El próximo domingo Samuel Eto'o volverá a vestirse de corto en el coliseo barcelonista. El camerunés, que reapareció de modo testimonial el pasado fin de semana en Pamplona, pisará de nuevo el césped del Camp Nou ante el Racing de Santander.
El rey de los 'leones indomables' ha permanecido en el dique seco desde el 27 de septiembre de 2006, fecha en la que se lastimó el menisco externo de la rodilla derecha ante el Werder Bremen. Y tanto sus compañeros como los seguidores del deporte rey hemos lamentado su ausencia.
El ariete africano es uno de esos futbolistas que no dejan a nadie indiferente. O se le idolatra o se le detesta. Pero más allá de los sentimientos, se trata de un jugador ejemplar tanto dentro como fuera del terreno de juego.
En la cancha es un atacante letal, voraz, veloz y certero. Se trata en la actualidad de uno de los mejores nueves del planeta, junto a Drogba, Ronaldo o Henry. Aúna una insuperable condición física con una calidad técnica nada desdeñable. Pero lo que convierte a Eto'o en un jugador sublime es su afán de superación, su ansia de victoria. Él solo es capaz de levantar a todo un estadio y de contagiar a sus compañeros.
Fuera del coso, es un ser generoso, solidario, sincero y agradecido (salvo algún que otro desliz). De hecho, apadrina numerosas iniciativas de ayuda a personas del tercer mundo. Por todo ello, el retorno del 'león indomable' es motivo de alegría para los devotos del balompié. Estamos de enhorabuena.
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